LA TRAMA DE LA TELARAÑA, uno de los libros comentados en el espacio "JELO en verano" de Onda Cero

J. D. Lisbona sitúa La trama de la telaraña (Pàmies) en los meses de septiembre y octubre de 1985. Comienza con el hallazgo del cuerpo de una joven en el parque de El Pardo y recorre las circunstancias que rodearon la investigación.

La policía estaba en plena transformación desde el franquismo hacia un cuerpo moderno y homologable. Había tensiones entre la nueva dirección política socialista y una parte significativa –por su poder– del cuerpo.

Lisbona se inspira en casos reales a los que ha dado muy bien la vuelta. Mezcla la narración en tercera persona, centrada en un antiguo policía reconvertido en detective, y diversos interrogatorios de asuntos internos.

Nos sumerge en la época, en su música, en su cultura… en sus bebidas: el Kas limón era el rey de las mezclas. ¿Se acuerdan? Y recrea las tensiones políticas y sociales en muchos ámbitos de nuestra vida pública.

Por sus páginas desfilan elementos muy inquietantes: la connivencia entre grupos criminales y determinados poderes económicos y políticos tardofranquistas, el uso de los resortes del Estado como arma política, la corrupción que empezaba –o continuaba– a pudrirlo todo. La dureza con la que retrata las redes de prostitución –esa telaraña a la que hace referencia el título– y el destino de las muchachas que caen en ellas es, como poco, desasosegante.

El ritmo es implacable y los dos planos narrativos, el puramente literario y el –digamos– burocrático están perfectamente engarzados y hacen que la trama avance con interés. Por otro lado, algunos diálogos y descripciones me han parecido excesivamente explicativos y la abundancia de personajes entorpecen un tanto la resolución de la historia. 

En todo caso, es una lectura divertida y evocadora, un relato negro que cumple de sobras con su misión: mantener atrapado al lector con una historia dura y sin concesiones a la nostalgia.



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